Es un documento público firmado y ratificado por un Notario.
Cuando decidís vender tu casa el Corredor Inmobiliario verifica que no se adeuden impuestos.
También pide los informes al Registro de la Propiedad para ver que no haya embargos, hipotecas, ni restricciones al dominio.
Acto seguido corrobora que el titular registral sea ése y que no esté inhibido para disponer de los bienes.
Lo mismo hace con Catastro: si tiene planos o no, y chequea el estado parcelario, todo ello a los fines de resguardar la seguridad jurídica.
Por último, es el Escribano quien se encarga, de inscribir la escritura en el Registro de la Propiedad de Inmueble correspondiente y realizar otros trámites pertinentes que cierran el negocio.
